El peligro que llega de China (Artículos tóxicos)

- viernes, 24 de agosto de 2007 -

Latribunadealbacete.es
24 de agosto de 2007,
Editorial.

España.

Aplicando el ya descatalogado dicho de que nadie da duros a cuatro pesetas, uno de los efectos derivados de la producción masiva y en serie de artículos o bienes de gran consumo, con materias primas de baja calidad y mano de obra barata, es el bajo coste final para el empresario y, por consiguiente, también para el usuario que acaba adquiriendo estos artículos pensando sobre todo en el dinero que se puede ahorrar en comparación con objetos similares de marca o fabricante reconocido.

Conseguido el propósito final, inundar el mercado de productos que quizás cumplan con todas las normas exigidas por la administración competente aunque su calidad diste mucho de los cánones establecidos, como está ocurriendo en los últimos tiempos con China, muchos productores y pequeños empresarios nacionales se ven obligados a recortar plantilla, reducir costes y, en el peor de los casos, incluso a cerrar sus negocios al no poder competir en igualdad de condiciones, como ha sucedido con muchas pequeñas empresas dedicadas al textil.


Sin embargo, como se apuntaba anteriormente, este sistema productivo a destajo termina rompiéndose por algún eslabón de la cadena y, generalmente, los más afectados no suelen ser los empresarios sino los consumidores, circunstancia que se ha vuelto a confirmar recientemente tras la localización en varios países de la Unión Europea y del continente americano de varias remesas de pasta dentífrica contaminada y de comida para mascotas, productos que apenas han sido detectados en España, aunque, según fue dado a conocer recientemente, en nuestro país ya están siendo retirados de los establecimientos más de medio millón de juguetes made in China, entre ellos una réplica de un vehículo militar, coprotagonista de la conocida película de dibujos animados Cars, ya que en su fabricación fue utilizada pintura con plomo, metal altamente tóxico, y muñecos de las colecciones Polly Pocket y Doggy Day Care porque incluyen un pequeño imán con un deficiente sistema de fijación que puede ocasionar su desprendimiento y posterior ingesta por algún niño.

Y aunque no se trata de poner en cuarentena cualquier artículo fabricado por la pujante y voraz industria del gigante asiático, ni tampoco de generar desconfianza o alarma entre los consumidores españoles, no parece descabellado extremar el celo y el sentido común a la hora de comprar barato, así como exigir a las autoridades nuevos mecanismos de inspección y análisis de las importaciones que nos llegan de China, Vietnam o Corea para evitar la repetición de casos que provocan inquietud y desconfianza en la sociedad y pueden poner en tela de juicio todos los controles. De esta forma, con la colaboración y la buena voluntad de todos, tanto productores como consumidores serán los que finalmente saldrán ganando.

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