A los pies del histórico calzado

- martes, 16 de octubre de 2007 -

Eluniversal.com.mx
15 de octubre de 2007,
Isela Serrano.

La palabra zapato proviene del turco y más que una prenda, es un accesorio que camina de la mano con la historia.

Más que una prenda de vestir, el zapato es un objeto de deseo que enamora a hombres y mujeres, seres indefensos que se rinden ante el encanto de un par, ya sea por necesidad o moda. Tan sólo en Estados Unidos, en 2005, las féminas gastaron 17 billones de dólares en la compra de este accesorio.


Mientras tanto, el Museo de Elda, en Alicante, España, exhibe calzado de tiempos muy remotos.

Son más de 5 mil piezas, el par más veterano es uno de madera que proviene de Afganistán y data del siglo I, en tanto, la pieza de piel más longeva es del medievo, su historia es toda una odisea, ya que este zapato de niño se conservó gracias a las condiciones de humedad de las laderas de los ríos ingleses y, por alguna razón, se enterró en el fango y fue hallado miles de años después.

Algunos han sido elaborados a partir de las descripciones detalladas que han aparecido en textos históricos, como la sandalia de San Pedro, la de los vikingos o incluso la lujosa con brillantes y gemas incrustados que perteneció a Carlo Magno.

Entre vitrinas con elegantes botas, tacones de plataforma y sandalias de colores hallarás 60 máquinas de coser que son toda una reliquia, hay de varios tipos, con pie y manuales, decoradas con calcomanías originales e incluso en tamaño miniatura, lo mismo que pantógrafos y medidores, martillos y clavos.

Los divertidos diseños de los bufones de la corte o los románticos de los trovadores tienen un espacio junto al zapato zueco rural de los Países Bajos, aunque también hay botas de rugby y una base para patinar sobre ruedas de 1850, pasando por calzado de ciclista, béisbol, de futbol y para montar a caballo.

¿Cuáles son los más raros? Para unos el premio se lo lleven: un par elaborado artesanalmente a base de pepitas de melón y unos de piel de salmón, para otros son unos históricos de latón del siglo V, sin olvidar otros confeccionados a base de hojas de palmera, madera o seda multicolor.

Sin duda otras de las piezas más destacadas es el zapato de Cristóbal Colón del siglo XV y el chapín veneciano del XVI.

En la sala de "Zapatos con Historia", están los de los reyes Juan Carlos y Doña Sofía, Paco Rabal, Terenci Moix, entre otros.

Tacones del tamaño de una uña

Mención aparte merecen los miniatura. En una sala hay piezas que rayan en lo imposible, miden entre uno y cinco centímetros.

Algunas han sido elaboradas por Pedro Victoria Soriano, "el zapatero prodigioso de España", un hombre que, tras su jubilación decidió confeccionar pares que, más que en los pies, uno podría ponerse en las falanges y hasta ahí quedarían grandes.

Lo más impactante de estas pequeñas joyas es que el proceso de elaboración es exactamente igual que el de sus hermanos mayores: contrafuertes, forros o cambrillones, creaciones originales y totalmente manuales.

El más diminuto, número uno en el calce europeo, corresponde a un botín de apenas seis milímetros que conmueve por lo sofisticado de sus detalles.

Los más altos son unas botas de plataforma estilo drag queen cuya dimensión de tacón alcanza casi el tamaño normal de una regla escolar, por lo que la bota completa supera el metro de altura, de tal suerte que quien se calzara con ella ganaría casi medio metro.

El museo de las estrellas

A la luz de la vida de Salvatore Ferragamo, la oscuridad de las salas del museo que creó para rendir culto a su persona y arte, exhiben la pasión que convirtió en glamour.

Hijo de padres campesinos, fue el undécimo de 14 hijos y un artista que, de niño, creó un par de zapatos para la primera comunión de su hermana y a los 12 años ya tenía su tienda con creaciones propias. Un inmigrante italiano en Estados Unidos que lo mismo confeccionó botas de cowboys y remendó pantuflas, vistió a Greta Garbo, Sofia Loren, Judy Garland, Anna Magnani o Audrey Hepburn.

En lo que en otro tiempo fuera un castillo, ahora se exhiben dos centenares de modelos de su colección que supera las 10 mil piezas. Entre las más significativas figuran unas sandalias de oro de 18 quilates y otras con el tacón labrado en forma de animal.

Las recién remodeladas salas muestran materiales alternativos como plástico, celofán, paja, hilos metálicos, rafia, fieltro, corcho, resinas sintéticas y hasta papel en tonos amarillentos o esmeralda.

Antes de partir, seguramente querrá dar un vistazo a la sala de souvenirs. No es difícil que se le antoje adquirir un par de plataformas en terciopelo como una pieza que creó Ferragamo para Ava Garner, o los ya memorables tacones de 11 centímetros que sedujeron a la bella Marilyn Monroe a precios onerosos.

El Museo Salvatore Ferragamo se localiza en Palazzo Spini Feroni.

www.salvatoreferragamo.com

Made in China

Wenzhou, China, es la "capital china del zapato", ya que cuenta con más de 6 mil fábricas de zapatos y un millón 800 mil habitantes empleados en el sector. La ciudad cuenta también con un museo dedicado a este accesorio. Posee más de mil 200 pares, entre ellos uno de jade de las dinastías Shang y uno bordado de 2.8 metros de largo que sigue pisando fuerte en este arte de altura.

Comentar esta Noticia...

Hacer comentario de Voz...

0 Comentarios: