Abc.es
13 de agosto de 2007.
13 de agosto de 2007.
La podóloga y profesora de la Facultad de Medicina del CEU, María José Bustos, aconseja visitar al menos una vez al año al podólogo para evitar posibles lesiones en cadera y rodillas. Haciendo un símil inmobiliario, la experta recalcó que "si están mal los cimientos, el edificio tarde o temprano acaba por tener problemas".
La doctora Bustos destacó que "hay muchas patologías del pie que, ignoradas o mal tratadas, derivan en complicaciones locomotoras, por eso es importante fijarse en cómo se desgastan los zapatos y tener en cuenta que el desgaste normal es por la zona externa". La experta informó que problemas tan comunes como las durezas o las uñas encarnadas pueden evitarse visitando al podólogo anualmente para someterse a una 'quiropodia' que no es otra práctica que "el corte correcto de las uñas y una deslaminación de la hiperqueratosis y de los helomas, es decir, la eliminación de durezas y de callos".
La doctora Bustos destacó que "hay muchas patologías del pie que, ignoradas o mal tratadas, derivan en complicaciones locomotoras, por eso es importante fijarse en cómo se desgastan los zapatos y tener en cuenta que el desgaste normal es por la zona externa". La experta informó que problemas tan comunes como las durezas o las uñas encarnadas pueden evitarse visitando al podólogo anualmente para someterse a una 'quiropodia' que no es otra práctica que "el corte correcto de las uñas y una deslaminación de la hiperqueratosis y de los helomas, es decir, la eliminación de durezas y de callos".
En lo que respecta al mal olor la doctora aconseja "extremar la higiene podal, cambiar de calzado a diario, intentar que éste sea transpirable, utilizar polvos antitranspirantes y, si fuera necesario, hacer uso de los diferentes productos que hay en el mercado para evitar el olor". En este sentido la experta apuntó que "las mujeres suelen tener menos problemas con el olor de los pies porque en verano cambian más de calzado que los hombres y suelen optar por zapatos abiertos".
En cuanto al tipo de calzado más recomendable para tener unos pies saludables, Bustos recomendó el uso de zapatos "que se adapten al ancho del antepié" y tengan de 2, 5cm a 4cm de tacón en el caso de las mujeres. La experta alertó sobre el abuso de tacones excesivamente altos porque "alteran tanto las cargas de los pies como la posición natural de los dedos y provocan durezas derivadas de la producción excesiva de queratina con la que el hueso intenta protegerse del exceso de presión".
Bustos insistió en la necesidad de extremar las precauciones en verano con respecto al exceso de humedad en los pies y recomienda "el uso de chanclas en las piscinas, el correcto secado de los espacios interdigitales para evitar patologías como hongos, y la hidratación apropiada" como gestos claves para mantener una correcta salud podal también en el periodo estival.
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