El Financiero,
15 de abril de 2007.
15 de abril de 2007.
- Con 17 mil piezas, la segunda mitad del año ofrecerá nueva faceta
- Dividido en cinco secciones el recinto se encuentra en remodelación hasta junio o agosto
México, 15 de abril.- Compuesto por dos mil piezas de calzado natural y 15 mil miniaturas fabricadas en diferentes materiales, el Borceguí, Museo del Calzado de México, está considerado el tercero en la materia en el mundo, sólo detrás del de Bally, Suiza, y del de Barcelona, en España.
Fundado el primero de marzo de 1991, en honor a don José Villamayor Castro, destacado empresario de la industria del calzado, el recinto se erige en pleno corazón de la ciudad, en el número 27 de la calle de Bolívar, entre las calles Francisco I. Madero y 16 de Septiembre, a un costado de la zapatería El Borceguí (1865).
Dividido en cinco ejes: el calzado histórico, su evolución en el siglo XX, el calzado en el deporte, los zapatos de personajes famosos y las miniaturas; actualmente el museo se encuentra en restauración, y será entre junio y agosto que reabra con una faceta sorprendente.
Norma Angélica Ponce, encargada de difusión y coordinadora de exposiciones, comentó que en esa nueva faceta "vamos a descubrir historia universal, historia del arte, de la literatura.
Además del recorrido por las dos mil piezas de calzado en tamaño natural y 15 mil miniaturas fabricadas en diferentes materiales desde su evolución en el siglo XX, es decir, desde su inicio hasta los años 70, que ahora están en restauración.
En cuanto al área de calzado histórico, dijo, es uno de los sitios más importantes del museo, pues exhibe zapatos de antiguas civilizaciones como los Gian-Lien, calzados por las mujeres chinas desde el siglo X, para deformar artificialmente el pie, o los de la India, donde se venera a los animales con cuernos y por eso incorporaron largas puntas a sus babuchas.
Según información del recinto, la cultura francesa es la cuna del tacón, de ahí que al finalizar la Edad Media aparece el tacón en las botas de los soldados y alcanza su mayor esplendor durante el reinado del Luis XIV.
Las botas que se muestran de la época de Victoria de Inglaterra, de mediados del siglo XIX, así como los botines de raso con botones laterales, se convirtieron en una característica del atuendo femenino; mientras que para el público masculino de esta época surgieron los clásicos: Oxford, Derby y Balmoral.
Por lo que se refiere a su evolución en el siglo XX, aquí se puede apreciar cronológicamente el desarrollo de la zapatilla, su transformación en el modelo y los colores, así como el surgimiento, del zapato sintético, los tacones y las plataformas.
Zapato deportivo o calzado en el deporte, exhibe zapatos desde principios del siglo XX a la fecha, con ejemplos de calzado especializado para cada práctica deportiva.
En tanto que en el área de personajes famosos, también se presentan muestras de zapatos que forman parte importante de la literatura, como los de Cenicienta, Pulgarcito y el Gato con Botas, principalmente.
Además se pueden encontrar zapatos de los indios de norteamérica, los de adorno, los de payaso; quemadores de incienso y tabaco en forma de zapato, y hasta una pieza fabricada con plumas de emú para no dejar huellas al caminar.
En el recinto se exhibe además la réplica de una pintura rupestre que data de hace más de 14 mil años, descubierta en Teruel, España, donde aparecen unos hombres danzando y cazando con botas hechas de piel.
Así, se explica que el zapato tiene su origen en los hombres primitivos que cruzaron el estrecho de Bering durante la última era glacial.
Siglos más tarde, en la época prehispánica, los aztecas diseñaron el cactli, que era una especie de sandalia que dejaba descubierto el dorso del pie, únicamente cubriendo el talón, con unas correas que sujetaban la suela.
Este modelo estaba fabricado con cuero de siervo y piel de jaguar, todo cosido con hilo de ixtle, que es una fibra muy resistente extraída del maguey.
Se desconoce quién fabricó o usó el primer zapato, sin embargo, de acuerdo con El Borceguí, el calzado más antiguo registrado, perteneció a un hombre que murió hace aproximadamente unos cinco mil años y que se encontró congelado en los Alpes Austriacos hacia 1991.
Desde entonces, el zapato no sólo es una prenda de vestir sino símbolo de suerte, como lo muestran los chinos, quienes compran zapatos para la celebración del Año Nuevo, porque consideran de mala suerte usar los viejos ese día.
Entre los antiguos romanos se decía que era de mala suerte empezar el día calzándose primero el zapato izquierdo, o entrando a un edificio público con el pie izquierdo. De aquí viene el dicho de "levantarse con el pie izquierdo".
En la Irlanda rural, existe la creencia de que el enterrar los zapatos viejos de un niño que se ha perdido hará que éste aparezca; mientras que en Tibet, el uso de zapatos blancos es tabú porque consideran que es un color nefasto.
También se les ha dado un significado relacionado con la salud, pues se dice que durante los crudos inviernos en Nueva Escocia, es común que la gente eche pimienta en sus zapatos para mantener calientes sus pies.
En Grecia, un antiguo remedio para el dolor de estómago consistía en comerse la lengüeta de un zapato viejo de cuero, pues según tradiciones, el cuero es rico en proteínas.
En Alemania, una cura para el insomnio y las pesadillas, era poner un par de zapatos con la suela hacia fuera en la cabecera de la cama. Por su parte, el Madagascar usar sandalias de piel es tomado como un remedio para casi cualquier afección.
Los motivos místicos no podían quedar fuera, por eso, para los nativos de Afganistán usar los zapatos de los familiares difuntos que admiraban, les da la esperanza de heredar las virtudes de sus seres queridos.
En Escandinavia, los zapatos eran puestos en fila en Nochebuena para expresar cercanía y el amor de la familia, a fin de mantenerla unida de ese modo a través del año nuevo.
Por mucho tiempo, una vieja costumbre holandesa fue que los niños dejaran zanahorias u otros alimentos en Nochebuena para "Sankt Klaus", que así podría alimentar a sus caballos blancos. A cambio se esto, Santa Claus dejaba juguetes o dulces dentro de los sacos de los niños.
Y si de supersticiones se trata, en algunas partes rurales de Italia se considera como mal presagio que los zapatos de uno hayan sido mordisqueados por los ratones.
En Gran Bretaña, el modo en que uno tiene de gastar los zapatos puede predecir la propia fortuna: "gastado de la punta, donde está el dedo gordo, vivirás para ver sufrimientos; gastado del talón, vivirás para derrocharlo todo; gastado del tacón, nunca te faltará qué comer".
En Bohemia, una de las tres regiones que componen la República Checa, se dice que las gallinas ponen huevos más grandes y lo hacen con mayor rapidez cuando de les da de comer chícharos que se guardaron en un zapato la víspera de fiestas religiosas. (Con información de Notimex/ELN)






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