Diarioadn.com
11 de julio de 2007,
Begoña Gómez.
11 de julio de 2007,
Begoña Gómez.
- Los zapatos absurdos que viven su segundo verano de colonización masiva son al calzado lo que las hamburguesas XXL a la alimentación.
Es un comentario recurrente entre cooperantes y personas que han asistido al escenario de una tragedia: "A los pocos días, las madres mandaban a los niños al colegio con los zapatos limpios". Un calzado decente, como sabe la literatura de posguerra, es un símbolo universal de dignidad.
¿Qué significa entonces que medio Occidente vaya a pasarse el verano calzando unos zuecos de plástico con agujeros que sólo tendrían sentido como disfraz de un niño menor de seis años? Los crocs, esos zapatos absurdos que viven su segundo verano de colonización masiva, son al calzado lo que las hamburguesas XXL a la alimentación.
Son tan sumamente feos que sólo pueden llevarse por dejadez o, a lo peor, por ironía mal ejercida. Habrá quien los compare a la hegemonía havaiana de hace unos veranos, pero el símil ofende. En el diseño casi zen carioca-japonés de las havaianas reside la belleza de la simplicidad. Su forma es lógica, útil, fresca y cómoda. En cambio, la forma supuestamente cómica, los colores de parvulario de los crocs y sus imitaciones está hecha con alevosía. Su éxito tiene que ver con la fiebre kiddult: los niños adultos.
Por cierto, el último en lucirlos ha sido George Bush. Y no por casualidad. El fabricante es un generoso donante republicano.
Comentar esta Noticia...
0 Comentarios:
Publicar un comentario